Por suerte, no existe un manual de instrucciones que podamos seguir para escribir una novela. Si existiera, y además funcionara, todas las historias se parecerían y sería muy aburrido. Se asemejaría a un mundo en el que ChatGPT, Dios tirano fabulador, escribiría novelas como churros, y no es ahí donde estamos, ¿verdad? Al menos, no por el momento…
La novela es, sin duda alguna, el género literario que más éxito tiene en la actualidad, por delante del ensayo y muy por delante de otros géneros como la poesía y el teatro. Esto es así porque la novela es poliforme, caleidoscópica, libérrima: la novela lo acepta todo, no tiene límites ni restricciones, en ella cabe cualquier cosa que podamos imaginar; y debemos celebrar que así sea. La novela de hoy —como la de gran parte del siglo XX— es desacomplejada, no acepta imposiciones ni cánones. Por consiguiente, creo que en nuestros procesos creativos tampoco deberíamos tolerar los preceptos externos ni los corsés, pues la realidad es que los buenos escritores no los toleran… Aunque quizá sería más exacto decir que no los necesitan: gracias a su experiencia y a su savoir faire han encontrado ya su propia manera de escribir novelas.
Esta es, a mi parecer, la gran enseñanza, el gran consejo que se puede dar. Como escritores, debemos encontrar nuestro propio modo de trabajar, nuestro propio sistema, nuestra manera única e intransferible de enfrentarnos a la escritura de una novela, que estará condicionada por mil factores: por nuestra personalidad, por nuestros gustos, por nuestras virtudes y defectos, por nuestro modo de vida, por nuestros horarios… Hay escritores matutinos y los hay nocturnos; hay escritores que parten de una imagen y otros de un recuerdo, o de un tema, o de un concepto; hay escritores que escriben diez páginas al día y otros apenas una; los hay que corrigen concienzudamente y los hay —¡bienaventurados sean!— que apenas corrigen; los hay controladores hasta el milímetro y los hay que fluyen y escriben sin saber hacia dónde se dirigen…
Por lo tanto, en este artículo no listaré los pasos a seguir para escribir una novela, pues considero que no tiene sentido: es el propio escritor el que debe descubrir y definir esos pasos. Lo que sí haré, sin embargo, será dar algunas recomendaciones generales que a mí me funcionan y que considero importantes, lo cual no quiere decir que en realidad lo sean… En todo caso, quizá a alguien le ayuden.
¿Cómo escribir una novela? ¿Qué consejos y orientaciones nos pueden ayudar?
En mi artículo titulado 10 consejos para escribir una novela ofrezco ya algunas sugerencias sobre cómo afrontar el proceso de escritura. Por ello, las recomendaciones que aquí daré estarán ligadas sobre todo a los elementos que componen la novela. Son las siguientes:
· Escribe sobre un tema que sea vital para ti: elige algo que te obsesione, te asuste, te indigne, te fascine… Ten en cuenta que te dedicarás durante años a tu novela, de modo que debes asegurarte de que el tema central sobre el que girará todo te interesa realmente.
· Cuenta una historia que merezca la pena ser leída, una historia que sea excepcional, inolvidable, diferente. Es muy importante que al lector le atrape lo que se está contando y que no pueda dejar de leer. Es más, tu objetivo es que el lector, confundiendo ficción y realidad como le pasó a Alonso Quijano, se olvide de que está leyendo una novela.
· Utiliza una voz narrativa y un estilo que sean frescos y sugerentes —a poder ser sin renunciar a tu autenticidad—. Si lo consigues, si tu prosa seduce al lector, podrás incluso olvidarte del punto anterior: cuentes lo que cuentes, el lector te seguirá allá donde tu voz le lleve.
· Crea unos personajes con vida propia y que resulten creíbles. No caigas en la trampa del maniqueísmo: el bien y el mal supremos no existen. Tus personajes deben ser complejos e imperfectos, tener contradicciones, matices; en definitiva, deben parecerse a los humanos. Si es así, si tienen alma propia, llegará un momento en el que querrán tomar el control de sus acciones: mi consejo es que no se lo impidas.
· Describe con plasticidad, creando en la mente del lector imágenes claras y a la vez potentes. No olvides que la novela, aunque se construya con palabras, es un artefacto ante todo visual, así que pónselo fácil al lector y evita los términos vagos y abstractos. Si quieres saber más sobre este tema, no dudes en leer mi artículo en el que ofrezco las claves para escribir descripciones atractivas en tu novela.
· Apuntala bien la estructura, pues son los cimientos de tu novela. El resto de la metáfora es evidente: si esos cimientos no son lo suficientemente sólidos o están defectuosos, la novela se derrumbará. En otras palabras: es muy importante que organices bien el planteamiento y desarrollo de la trama, la evolución de los personajes, los giros, el desenlace...
· Por último, algo que puede aplicarse a todos los elementos anteriores: sé ambicioso y valiente, atrévete a innovar, busca abrir nuevos caminos. Mi consejo es que no repitas lo ya mil veces escrito: si eres audaz, la literatura y el lector experimentado te lo agradecerán.